Autismo: una mirada Neuropsicología desde la empatía y el asombro
- neurocontigocol
- 8 may
- 2 Min. de lectura

A veces, cuando pienso en el autismo, no lo veo como una condición que deba “entenderse” en términos clínicos fríos, sino como una invitación a mirar el mundo con otros ojos. Cada vez que trabajo con una persona dentro del espectro autista, me siento como si estuviera entrando a un universo paralelo, uno con su propio lenguaje, ritmo y lógica. Y desde la neuropsicología, ese viaje se vuelve aún más fascinante.
Desde las neurociencias, sabemos que el cerebro autista procesa la información de manera distinta. No peor. Distinta. Hay una hiperconectividad en ciertas áreas sensoriales, una atención que no se dispersa fácilmente, una memoria visual que a veces sorprende. Pero esto no es un listado de síntomas, es una danza cerebral única que pide ser comprendida y valorada.
Quiero compartirte algunos consejos desde mi experiencia como neuropsicóloga, que van más allá de lo técnico y se adentran en lo humano:
1. Más que intervención, presencia:
En neuropsicología hablamos mucho de estimulación, intervención, programas… Pero en mi práctica, he aprendido que a veces lo más terapéutico es simplemente estar. Escuchar sin prisa, sin querer corregir cada “comportamiento inadecuado”. Estar ahí, como testigos y cómplices de su forma de habitar el mundo.
2. La regulación emocional no se enseña, se contagia:
El sistema límbico —clave en nuestras emociones— es profundamente sensible al entorno. Si estás ansiosa, tu niño o paciente probablemente también lo estará. Si tú respiras, él también aprende a hacerlo. Desde la neurociencia sabemos que la co-regulación es real: nuestros cerebros se sincronizan, especialmente cuando hay vínculos seguros.
E
3. Adapta el entorno, no fuerces el cambio:
Una gran lección neuropsicológica: el cerebro se adapta mejor cuando el entorno es predecible, estructurado y amable. En lugar de intentar que una persona autista se ajuste a la “normalidad”, ajustemos nosotros el ambiente para que su sistema nervioso se sienta seguro. La seguridad es el terreno fértil donde florece el aprendizaje.
4. Nunca subestimes la plasticidad cerebral:
El cerebro autista no está “dañado”, está cableado de forma diferente. Y como cualquier cerebro, tiene capacidad de cambio, aprendizaje y crecimiento. Con intervenciones respetuosas, basadas en fortalezas, podemos ver avances que no solo son posibles, sino emocionantes.
5. No mires lo que falta, mira lo que brilla:
Muchos informes neuropsicológicos están llenos de lo que no pueden hacer. Pero yo he visto talentos extraordinarios en niños no verbales que se comunican con los ojos, en adolescentes que memorizan mapas completos, en adultos que perciben detalles que otros no ven. No es romanticismo. Es realidad. Solo hay que saber mirar.
⸻
El autismo no es una tragedia. Es un lenguaje que aún estamos aprendiendo a descifrar. Y en ese proceso, la neuropsicología no debería ser un juez, sino una aliada que escucha, observa, y acompaña.
Si estás criando, educando o trabajando con una persona dentro del espectro, recuerda esto: no tienes que tener todas las respuestas. Solo necesitas estar disponible, con el corazón abierto y la mente curiosa. Porque en ese encuentro auténtico es donde ocurren los verdaderos cambios.
Marlén Yovana Pachon Poveda
Cofundadora NeuroContigo
Mg. Neuropsicología
Psicóloga
Comments